El lenguaje cinematográfico es el lenguaje, puramente audiovisual, del que sirve el director de una película para poder explicar la historia que desea. Este lenguaje está compuesto por la superposición de los siguientes elementos: el espacio, el ritmo, el movimiento, el sonido, el montaje, la iluminación, el tono y el color.1 Todos estos, según la manera en la que los utilice el director, servirán para expresar o explicar los diferentes argumentos que puede tener una película.
Este lenguaje está basado en el montaje cinematográfico. Los planos se organizan narrativa y rítmicamente de forma que la sucesión entre los mismos tenga cohesión y sentido. La acción narrada por cada uno de los planos hace que el cambio entre estos sea lo más pareciendo posible a la manera como el ser humano entiende o percibe la realidad, haciendo así que el espectador entienda aquello que ve como realidad y no encuentre ninguna anomalía durante la visualización de la película.2
El lenguaje cinematográfico que se usa para transmitir un determinado mensaje debe ser previamente estudiado y trabajado con mucha precisión. Todo lo que finalmente se muestra al espectador, es decir, cada elemento del marco, sonido, acción e incluso tiempo de reproducción de estos, ha sido determinado de este modo por una intencionalidad que nace del director. El director modifica estos elementos y se ayuda de ellos para ajustar la narrativa cinematográfica a aquello que quiere explicar
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