La cinematografía era y es posible gracias al fenómeno óptico conocido como “persistencia de la visión”, es decir, la capacidad del ojo y del cerebro para fundir una serie de fotos fijas vistas en secuencia rápida y convertirlas en imagen continua. Cuando se observan imágenes continuadas uniformemente y a velocidades superiores a la docena de fotogramas por segundo, los diferentes objetos, que toman posiciones progresivamente, dan la sensación de moverse.

El funcionamiento de las cámaras cinematográficas, se fundaba en el fraccionamiento de la escena en imágenes separadas. Este se obtenía desplazando la película a intervalos iguales por delante de una abertura rectangular con un dispositivo denominado “el presor”, que situaba la película a una distancia fija detrás del objetivo. Para lograr un espaciado regular de las imágenes, la película tenia una serie de perforaciones a los lados.

 El movimiento intermitente se conseguía mediante un mecanismo provisto de una cuña que se introducía en una o dos perforaciones y la película y esta era arrastrada un cuadro cada vez a intervalos regulares.

En muchas máquinas profesionales había una o dos cuñas que se ajustaban a las perforaciones a fin de inmovilizar absolutamente la película durante las exposición; finalizada ésta, las cuñas salían de las perforaciones y la película era arrastrada para una nueva exposición o cuadro.

Con información de https://loqueelvientosellevo.wordpress.com/

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