La música y el cine siempre han mantenido una estrecha relación. Desde las primeras películas, en las que las melodías eran el único recurso sonoro que se utilizaba para reforzar el significado de la interpretación de los actores, hasta este momento en el que una notable cantidad de producciones musicales sólo se plantean como una acción más dentro del plan estratégico de lanzamiento y comercialización de algunas obras cinematográficas
Desde el principio del cine, la música ha jugado un papel muy importante en las películas. Antes incluso de los diálogos, la música era la herramienta que conseguía la atención y cohesión de la historia. En el cine mudo, para expresar los sentimientos de un personaje se utilizaban los cuadros de dialogo, las expresiones los actores y especialmente la banda sonora musical. Todos estos elementos ayudaban a trasmitir las emociones de cada escena. Una música tensa y dramática, el piano o la pianola, etc. eran fundamentales. incluso actualmente en las mayores producciones cinematográficas es la banda sonora la que hace de las escenas que nos emocionen, asusten o hagan reír.
La primera Banda Sonora Original de la historia del cine de la que se tiene constancia fue compuesta en 1908 para la película francesa «El Asesinato del Duque de Guisa». Su creador fue Camille Saint-Saëns.
Bernard Herrmann fue un compositor estadounidense especializado en el género cinematográfico. Galardonado con un premio de la Academia a la mejor música de película dramática por su trabajo, «El hombre que vendió su alma» (1941), es principalmente conocido por sus colaboraciones con Orson Welles («Ciudadano Kane», «La guerra de los mundos») y con Alfred Hitchcock, director con el que Herrmann cosechará la mayoría de sus grandes éxitos («Vértigo», «El hombre que sabía demasiado’», «Psicosis»).
La música puede influir sobre los sentimientos y las emociones que el espectador experimenta a lo largo de la película, modificando el sentido de la imagen o anticipando una situación determinada.
Así, podríamos afirmar que las producciones cinematográficas sin música, sea la banda sonora, efectos sonoros o sonido ambiente, no producen el mismo efecto ni generan las mismas sensaciones en los espectadores.
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