La sangre teatral o sangre escénica es un elemento muy importante para algunas producciones, tanto teatro, cine y televisión la han usado para darle más realismo a las escenas e interpretaciones de los actores. Algunas películas no serían tan recordadas si la sangre estuviera ausente.
Alrededor de la sangre escénica se ha creado toda una industria, pues por razones sanitarias y prácticas no se utiliza sangre real, además de diversos dispositivos para su uso adecuado ante las cámaras como detonadores automáticos, aunque muchos de ellos se han perfeccionado después de mucha improvisación.
En la época del teatro Paris Grand Guignol utilizó mezclas de carmín y glicerina para sus representaciones, incluso tenía ciertas reglas para su uso, las heridas de las mujeres serían en el cuerpo y en los hombres en la cabeza así la limpieza del líquido pegajoso sería menos complicado.
Alfred Hitchcock, el amo del terror utilizó jarabe de chocolate Bosco en su thriller Psycho de 1960 como sangre artificial, en ese entonces lo importante era la consistencia y no el color pues la película era en blanco y negro. Pero con la llegada del cine a color la producción de este elemento a nivel industrial se disparó. Uno de los primeros fue John Tynegate quien creó la marca «Kensington Gore» en Abbotsbury, Dorset, una localidad de Inglaterra. Producía sangre artificial de diferentes colores y consistencias que se pudieran adaptar a la historia.
En la película El resplandor de Stanley Kubrick hay una escena muy famosa en la que se usaron barriles completos de sangre Kensington Gore, seguro recordarán lo que ocurre en el momento en que las puertas del elevador se abren y si no, aquí les dejamos el video.
‘Dempsey’s Stage Blood es una marca muy conocida de sangre teatral, pues su producto es resultado de años de tradición, la familia Dempsey al dedicarse al teatro trataba de darle más realismo a sus obras y en la sangre parecieron encontrar la receta secreta para conmover al público. A la fecha es una marca muy lucrativa que llevó su producto al cine con gran éxito.
Otra película que dejó gran huella por el uso de la sangre artificial es Carrie de 1976, en la que Sissy Spacek quien interpretó a la joven esquizofrénica, es bañada por una cubetada de sangre; numerosas parodias se han hecho de esa escena que a muchos aterrorizó, por lo que vendría después.
Muchas recetas para crear sangre artificial rondan por Internet, muchas de ellas recuperadas de las producciones que deciden crear su propio material por cuestión de costos, salsa de tomate, miel de maíz, glicerina, incluso sémola para los coágulos y costras son algunos de los trucos que se usan en el medio artístico.
Directores como Quentin Tarantino han hecho de la sangre su firma y todo un protagonista.
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